lunes, 24 de septiembre de 2007

Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace

Es una gran verdad, y esta frase tan elocuente y precisa no es mía, claro está, sino de Jean Paul Sartre. Pero me viene como anillo al dedo para expresar como me siento. Aunque a veces tenga mis momentos de bajón, estoy en uno de los momentos más dulces de mi vida.

Ya han quedado definitivamente atrás los últimos años, al menos, esos meses de ellos en los que era un paño de lágrimas. Siempre las cosas no salen como te gustaría, eso es una verdad tan obvia que nadie lo puede negar. Yo lo aprendí el 6 de agosto de 2001, en el que mi vida comenzaba a dar un cambio mucho más radical de lo que yo hubiera imaginado nunca. Para los que no me conoceis tanto, diré que ese día murió mi madre, después de una larga enfermedad. Era muy joven, solo tenía 40 años, con toda la vida por delante como se suele decir. Ni que contar tiene que se me vino el mundo encima, porque aunque era una posibilidad que existía desde que le detectaron el cáncer, se la llevó de una manera totalmente imprevista y traicionera. Al dolor y la tristeza más amarga que he conocido nunca se añadieron las presiones de mi padre para que renunciara a la herencia, aún antes de que muriera mi madre, y que duraron un par de años, los dos primeros años de estar preparando esta oposición para ser exactos. Esos dos años fueron un infierno, tuve que soportar que mi padre me cambiara la cerradura de mi casa, que intentara denunciarme de robo ante la Guardia Civil cuando pretendía recoger mis cosas, que estuviera dispuesto a llevarme a los tribunales para dejarme sin un duro y sin futuro de paso, que nuestros abogados parecieran perros de presa, que dejará mi infancia tirada en la calle un día de lluvia porque ni siquiera me permitió entrar para empaquetar los añicos que quedaban de mi vida en esa casa, que insultara el recuerdo de mi madre mil veces y millones de llamadas que solo pretendían hundir y atemorizar a la niña que todavía era. No voy a entrar en más pormenores, solo decir que el día que perdí a mi madre, también perdí a mi padre.

Pero gracias al apoyo de toda la familia de mi madre nunca me ha faltado ni me faltará una casa y un plato del que comer. Ni nada material, ni lo más importante, cariño, coraje, protección, cuidados. Sigo teniendo raíces que sostienen mi identidad intacta. Estoy muy orgullosa de pertencer a esta familia. Gracias a ellos comencé a preparar esta oposición, que siempre había sido mi sueño, y que tal y como estaban las cosas, era imposible. Y todavía sigo en él, todo gracias a ellos. Aunque dudo que lleguen a conocer algún día este blog, desde aquí quiero expresar toda mi gratitud.

En ese momento tan amargo, mi madre puso un regalo en mi vida. Si ella no hubiera muerto y las cosas no se hubieran desarrollado de esa forma, no hubiera conocido nunca a mi niño. Yo se que él es el as que mi madre tenía guardado en la manga. Y con su jugada maestra desde donde esté me ha mandado y me manda la tranquilidad, esperanza, ternura, comprensión, y esa energía positiva que tanto necesito a veces.

Y ya no me enrollo más. Estoy en uno de los momentos más dulces de mi vida porque a pesar de todo lo que ha pasado soy feliz. Soy feliz porque perdí una familia, pero ahora estoy creando la mía propia. Desde que estoy con mi niño, cada día construimos un trocito especial y perfecto de nuestra vida en común que me llena plenamente y hace que rebose de felicidad. Soy feliz porque esa familia que estamos creando pertenece a otras dos familias que son estupendas y que desde la distancia nos respetan y nos quieren. Soy feliz, porque a pesar de tantas crisis y momentos de bajón desde que empecé con esto, estoy realizando un sueño que creía perdido. Y soy feliz no porque hago lo que quiero, sino porque quiero lo que hago.

2 comentarios:

Nita dijo...

Tesita, es un pena que hayas tenido que pasar por todo eso, tanto lo de tu madre como lo de tu padre, ambas cosas deben ser por igual dolorosas pero como tu mismo dices en todo lo malo hay algo bueno y mira si ahora eres feliz mi enhorabuena por ser capaz de seguir con una sonrisa.

Admiro a todos aquellos opositores que no permiten que los problemas dirijan su vida, sino que sois capaces de sacar fuerzas y continuar estudiando.

Felicidades por tu vida en común con tu pareja, que lo disfrutes y seas muy muy feliz.

Besicos.

Violeta dijo...

Un abrazo virtual de los míos: pon tu mano derecha en el hombro izquierdo, y la mano izquierda en el hombro derecho y ahora APRIETA MUCHO MUCHO MUCHO!!!!

Eres una campeona. Estoy impresionada... Te mereces conseguir todo lo que os propongais!!! Un besazo ;)